Lema

"Carthago delenda est - Ceterum censeo Carthaginem esse delendam"

sábado, 4 de mayo de 2013

Carta al presidente de la FEMP


D. Iñigo de la Serna, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias:
Acabo de leer una entrevista suya sobre la reforma de la Administración local en la que dice que “lo importante no es la entidad territorial en sí sino cómo presta los servicios y si puede ser más eficiente y evitar duplicidades. Si hay una fusión voluntaria, bienvenida sea, pero imponer la supresión o fusión de municipios no es la vía para conseguir los objetivos”.
Parece que del inicio de su frase se desprende que una fórmula para conseguir ser más eficiente es la fusión de municipios, pero luego la descarta si no es voluntaria.
Como usted reconoce en esa misma entrevista sólo hay una única fusión voluntaria en marcha, que está en Galicia, y me gustaría recordarle que la anterior fue hace más de 40 años, por lo que no parece el procedimiento idóneo para alcanzar esos principios de eficiencia a corto plazo.
Además, sólo tenemos que mirar a nuestros vecinos y ver cómo Francia, que también cuenta con un sistema local muy atomizado, intentó en 1971 las fusiones voluntarias incentivadas sin ningún éxito, mientras que el resto de Europa las acometió de forma forzosa, destacando, como no, Alemania, que hizo una profunda reforma entre 1960 y 1978 en la entonces República Federal, pasando de 24.371 municipios (de los que 10.760 tenían menos de 500 habitantes) a 8.514, con una población media de entre 5.000 y 6.000 habitantes. Esta reforma fue promovida por los Länders, al contrario de lo que están haciendo nuestras comunidades autónomas.
Tampoco las fusiones obligatorias son ajenas a nuestra historia reciente. Entre mediados del siglo XIX y del XX se redujeron un 30% los ayuntamientos españoles.
En España hay 8.117 ayuntamientos, de los que 3.787 no llegan a 500 habitantes y 1.135 ni a 100, muchos de los cuales ni siquiera pueden mantener abierta la casa consistorial como para hablarles de efectividad en la prestación de servicios, y menos aún de duplicidades.
Y como sabe tenemos dos sistemas locales distintos: el que gira en torno al territorio, de forma que un ayuntamiento gobierna varios núcleos de población (lo más parecido al resultado de una fusión), teniendo su máxima expresión en Galicia, con 315 ayuntamientos para 29.000 núcleos; y el que gira en torno a la población, de forma que un núcleo suele ser un ayuntamiento, destacando Castilla y León con 2.248 de los que casi 2.000 no llegan a 1.000 habitantes y 3 de cada 4 están entre 100 y 500.
Pues bien, ante el reto del nuevo diseño de nuestra Administración local ¿con qué sistema nos quedamos?, porque los dos son antagónicos. O reducimos (fusionándolos) los ayuntamientos castellano leoneses en unos 1.800 o segregamos los gallegos hasta 29.000. Le voy a dar un dato muy ilustrativo: yo soy secretario en un pequeño ayuntamiento de Ourense con 36 pueblos y un alto nivel de prestación de servicios, que si estuviera, por ejemplo, en Soria, serían 36 entidades entre ayuntamientos y juntas vecinales sin posibilidad de prestar prácticamente ninguno de esos servicios a sus vecinos. Parece que la opción es clara.
Yo promuevo la fusión ordenada, pero forzosa porque creo que es la única viable, de los municipios, e incluso voy a defenderla en un Congreso Internacional sobre Gobernanza y Asuntos Públicos que se celebrará en Madrid del 3 al 5 de julio con la asistencia de representantes de 17 países de 4 continentes al que le invito a asistir y en el que me gustaría confrontar con usted estas ideas.


Comentario:



Las actuales "orientaciones de la política nacional", al menos hasta ahora, no habla aún de la necesaria Racionalización de la estructura municipal, ni de la necesaria Agrupación Territorial por Prestación de Servicios, ni de la revisión de los Ámbitos Comarcales/Territoriales y el papel de las Diputaciones.

Tampoco han llegado a la conclusión de que Rentabilizar la Provisión de los Servicios Municipales no es más que un paso en el concepto de Eficiencia, (Aunque uno pueda permitirse dar el Servicio, no supone esto que sea necesario, ni que no sea derroche, ni que el ámbito no deba traspasar el territorio pre-asignado para compensar otros déficit en el área de posible influencia). Ni de la despolitización de los cuadros de intermediación técnicos de lo que mejor no hablamos.

No se trata de apoyar voluntarismos por parte de las mancomunidades o municipios, se trata de una imperativa regulación de la necesaria reducción/simplificación de la estructura territorial político-administrativa para acercarse a un funcionamiento equilibrado en personal, disposición de medios, racionalización de servicios, costes y estrategias".
 
Martin Sainz-Trápaga

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